Los habitantes de Vilcabamba, en Ecuador, viven más de ciento veinte años. Ya pasados los cien, todavía leen sin anteojos, conservan la dentadura completa, la potencia sexual, su cabello no encanece y se jactan de sus aventuras amorosas. Fuman, beben, consumen sustancias más nocivas que la cocaína y participan activamente de las fiestas.
LSF *
No se hacen chequeos ni toman medidas de prevención porque no se enferman; tampoco piensan en jubilarse.
Cuando llega el momento de partir, se despiden sin preparativos: salen a trabajar y no vuelven, se acuestan a dormir y ya no se levantan.
Llevan una vida muy humilde pero la terminan como aristócratas. Sin duda, Vilcabamba es un golpe bajo para los que miden las calorías, eligen lo natural como única opción y se obsesionan con el cuidado del cuerpo.
Ricardo Coler viajó para conocer cuál es el misterio de este lugar privilegiado por la salud y la vitalidad sin esfuerzo. A medida que avanza la crónica, su relato se enriquece con el contrapunto conmovedor de la relación del autor con su padre, un hombre mayor sostenido por los avances de la ciencia.
Coler también es médico, y sostiene en este libro (Editorial Planeta Arg) cautivante y revelador que la vejez puede ser una enfermedad como cualquier otra, con mecanismos biológicos sobre los que es posible actuar. Quizá Vilcabamba sea una clave. Mientras tanto, políticos, científicos, militares, millonarios y artistas internacionales compran tierras en el pueblo. Nadie quiere quedarse afuera de la increíble posibilidad de la eterna juventud.
Vilcabamba: Disponible Aquí