En la vida cotidiana, pasamos buena parte de nuestro tiempo discriminando al prójimo porque sí y porque no. Aceptamos las segregaciones propias pero descalificamos las ajenas. Los latinos especialmente, vivimos de estereotipos.
Existen muchas clases de señalamientos, los más comunes son aquellos que atentan contra la igualdad por cuestión social, raza, religión, orientación sexual, nivel de estudios, estado civil, etc., sin detallar los sutiles o violentos controles a la libertad de expresión. No olvidemos la exclusión en determinados barrios y el cruel bulling contra niños (suicidios).
Nos parece increíble que en ciertas épocas mataran a algunos por ser católicos o los difamaran por la misma razón. Las mujeres a lo largo de la historia han sido distanciadas por miles de motivos baladíes. Por su parte, los negros y otras razas han sufrido innumerables persecuciones. En algunas zonas todavía es usual que las esposas caminen detrás del esposo. En ciertos países del mundo árabe, ellas no pueden salir solas a la calle, deben cubrirse la cara y otras más deben llevar largos camisones negros y muy pocas conducen automóviles. Pero ahora enfatizo en una cruel discriminación: la de la edad.
En el caso específico del señalamiento a las personas mayores, el director del periódico digital Asuntos Mayores, Héctor Tabares, dice que hay que instalar rápidamente una cultura de la vejez, que sensibilice para un Envejecimiento Activo con conocimiento generacional, valorando la experiencia y el respeto.
En contra de todos estos rechazos, hoy existe una corriente importante a favor de la tercera edad, David Brooks, en El animal social, afirma que hasta finales del siglo XX se creía que alrededor de los 50 años el cerebro perdía elasticidad, pero que investigaciones recientes revelan que muchos de los adultos apartados son totalmente idóneos para aprender. Dice que con buena salud el cerebro es capaz de crear conexiones nuevas durante toda la vida y hasta puede crear nuevas neuronas. Afirma que este grupo mantiene sus emociones en bastante equilibrio, son más pacíficas y dadas a ser más positivas. El cúmulo de experiencias y conocimientos convierten a estas personas en un activo importante para la sociedad y que son un referente imprescindible por el caudal de conocimientos que tienen.
La revista Slate, sostiene que la mayoría de esta gente realiza una labor callada en pro de la sociedad, que poco valoran. Hay octogenarios influyentes en todos los campos. Revisando biografías de personajes mayores de 70 vemos que muchos de ellos hicieron descubrimientos importantes, crearon composiciones o pintaron cuadros famosos.
Entre ancianos famosos se recuerda a Miguel Ángel, Rembrant y Cezane. A nivel mundial figuran líderes políticos como: Degaulle, Adenauer y Franco; en Colombia López Michelsen y Lleras. También se destaca el escritor Kundera (85 años, acaba de lanzar un libro); hoy, en este país vemos excelentes plumas: Abdón Espinosa V. (93), el poeta Hugo Álvarez (76), alrededor de estas edades vemos a Óscar Domínguez y Óscar Hernández. El escultor Botero (82), todavía es productivo. Aunque las mujeres mayores son más discriminadas, hoy sobresalen: Lucy Nieto de Samper (91), gran columnista, en el mundo de la farándula nacional Toto la Monposina (82) e internacionalmente tiene gran figuración Yoko Ono (80).
Y para finalizar lo que dice Andrés Aguirre: “La dignidad y las experiencias de los seres humanos no se pueden desechar como basura”.
Fuente: Aquí, en 15 de abril de 2014