Argentina – Estadísticamente, quienes gozan de una mejor salud, autonomía y lucidez al llegar a la vejez no son quienes esperan “tener suerte”, sino los que desde mediana edad vienen programándolo.
MDZ Sociedad. Texto e foto *
Nuestra cultura pareciera querer ocultar que la juventud no dura para siempre, y es por la poca atención que se le presta a este hecho tan universal, que a veces no se repara que envejecimiento y vejez son dos cosas totalmente diferentes, y se suelen confundir los términos.
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Mientras que la vejez es una etapa de la vida que, según ya es lugar común, comienza cada vez más tarde, el envejecimiento es un proceso progresivo de desgaste orgánico que comienza muchísimo antes, prácticamente ni bien el cuerpo se ha desarrollado y deja de crecer.
Es por eso que los especialistas que se ocupan del tema –cada vez más relevante a nivel social porque los adelantos de la medicina incrementan constantemente la esperanza de vida y, por consiguiente, la cantidad de personas que alcanzan una edad avanzada–, más que hablar de una “vejez saludable”, hablan de un envejecimiento exitoso.
Esto se debe a que gozar de una buena salud física y mental en las últimas etapas de la vida no es casual, ni depende sólo de “la suerte”, o de “una buena genética”: es, en general, el resultado de un proyecto de vida que se gesta y se pone en práctica, por lo menos, a mediana edad.
“Gozar de una buena capacidad funcional, lograr autonomía para continuar viviendo solos y para desarrollar las actividades profesionales y las que hacen a la vida social, es algo que se consigue cuando uno preserva la capacidad de continuar maximizando las funciones físicas y psíquicas, y cuando tiene proyectos que permiten, más allá de la edad que uno tenga, seguir trabajando”, explicó Moisés Schapira, especialista argentino en Geriatría y Gerontología.
El especialista remarcó, sin embargo, que cuando habla de preservar la capacidad de trabajo en el adulto mayor, “trabajo” no significa empleo. “En primer lugar porque es muy difícil pensar en empleo para las personas mayores cuando las personas más jóvenes tienen tantas dificultades para conseguirlo. Hablamos de la búsqueda de una actividad que le permita a la persona poner en práctica sus habilidades y capacidades, sentirse útil”, señaló.
Indicó además que “puede ser una tarea dentro de su propio barrio, su comunidad o su grupo de pertenencia” y añadió que ” la palabra más importante en esto es proyectos”. De eso, ni más ni menos, se trata el envejecimiento exitoso: mantener la salud y la autonomía física, y preservar la capacidad cognitiva.
Llegar a la vejez con proyectos, a la vez, requiere un trabajo previo: “Ese trabajo no debe iniciarse recién a una edad en la que la persona se da cuenta de que ya no tiene masa muscular, sino mucho antes, en edades medias de la vida”, destaca Schapira.
En consonancia con esto, estudios recientes indican que la preservación de la masa muscular a edad avanzada está relacionada con el cuidado de las capacidades cognitivas. Schapira dijo que se ha demostrado, además, una relación entre niveles bajos de rendimiento físico y riesgo de enfermedad de Alzheimer, como también una relación de elevados niveles de rendimiento físico con un comienzo más tardío de la presentación de demencias.
Esto sucede porque “el ejercicio físico incrementa el flujo cerebral, la disponibilidad de neurotransmisores, lo cual impacta en la estructura del cerebro y la eficacia neuronal”. El cuidado del sistema circulatorio –el corazón y los vasos sanguíneos– al menos desde la mediana edad es otra de las consignas que “rinde” tanto a nivel de la salud física como de las capacidades cognitivas.
“Eso incluye cuidar la presión arterial, –que es factor de riesgo tanto para infarto de miocardio como para ACV o, para un deterioro progresivo de las capacidades cognitivas capaz de llevar a una demencia senil del tipo vascular–, no ser diabético, no ser obeso, alimentarse adecuadamente, comiendo todos los grupos de alimentos, ingerir la cantidad suficiente de proteínas”, señala el doctor.
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