Según los resultados de una investigación -llevada a cabo por psicólogos de la Universidad de Nueva York- el 50 por ciento de los adultos estadounidenses, mayores de 45 años, temen a envejecer.
John Santana
Lo mismo está ocurriendo en México, en donde el 94 por ciento de la población sufre de este pánico, conforme Moisés García, investigador de la facultad de enfermería y obstetricia de la Universidad Autónoma de ese país.
En Colombia, Venezuela y el resto de Latinoamérica la situación podría ser la misma y esa es la razón por la que esta sección se centra, hoy, en el rechazo a llegar a la tercera edad, un miedo compartido por muchos sin distingo de raza, género o clase social.
Se le llama gerontofobia, gerastofobia o síndrome de Peter Pan y se debe a “un sentimiento producido por no haber logrado lo que se quería y, posiblemente, también porque queda poco tiempo para conseguirlo”, dice el psiquiatra barranquillero Gilberto Arteta De La Hoz.
Sin embargo, la razón más importante para este rechazo es la sensación negativa del no verse como antes”, añade el entrevistado.
De acuerdo con el especialista, quienes padecen de miedo a envejecer no son los que ya tienen 70 o más años, ya que “ellos la sufren pero no le temen, porque ya están inmersos en ella y saben lo que es”, informa.
En cambio, aquellos que apenas tienen 35 o 40, y que no están acostumbrados a ver arrugas en su cara, “son los que sienten el temor, lo cual no tiene nada que ver con la pérdida de vitaminas u otras sustancias que podrían ser retribuidas con medicamentos”, aclara.
En realidad, esta fobia es el desequilibrio entre la madurez física y la evolución mental, emocional y psicosocial. “Se da en personas que basan toda su importancia en el aspecto y la perfección visual. Son quienes fueron esclavos de la industria cosmética”, asegura Arteta y agrega que se vincula al disformismo y al descontento con la propia imagen corporal desde la adolescencia.
¿Tiene solución? Sí y no incluye pastillas. En su lugar, es necesario un cambio en la disposición con un proyecto de vida a realizar, independiente al que se ha desarrollado con la familia y el resto de aspectos.
“El mejor tratamiento es adelantar ese plan -algo sencillo- que represente una compensación frente a lo que no se pudo conseguir y así lograr el respeto o la admiración por algo más allá de lo físico”, aconseja.
Por último, sugiere actividades para ese fin, “por ejemplo, escribir”, termina Arteta.
Importante
El entrevistado dice que la falsa creencia sobre el inicio de la vejez en la etapa de los 40 años ha generado pánico en quienes hoy en día tienen 35. “Esa gente no tiene en cuenta que apenas está acercándose a la plenitud (de los 45 a los 65). Después viene la declinación, pero eso no significa nada malo, sino vivir con un poco más de serenidad”, concluye el psiquiatra.
Fonte: El Heraldo, publicado em 19 de Junho de 2012. Disponível Aqui