Las relaciones y los afectos entre abuelos y nietos

O que faz das relações familiares “entidades” tão delicadas, complexas e revestidas de tamanha fragilidade? Nesta espécie de “sociedade de sangue” os problemas do dia a dia, os eventos aparentemente tranquilos acabam tomando um rumo, uma proporção incontrolável.

 

 

las-relaciones-y-los-afectos-entre-abuelos-y-nietosPara complicar tudo, vivemos hoje modelos de família nunca antes, sequer imaginados e na rota das mudanças culturas chegamos, especificamente, nos meandros dessa “instituição”, especificamente nas “relações avós-netos e a mediação familiar”, título da matéria de Antonio Acevedo, advogado de família, especialista em temas legais nas relações em questão.

Em seu blog, Acevedo explica como os conflitos podem ser tratados através da “mediação familiar”, tudo segundo o olhar “sensível” da justiça:

“En la sociedad que vivimos, el entramado de relaciones personales se hace muy complejo, habida cuenta que cada vez son más las variantes de familia que existen, y de hecho el concepto mismo de familia se encuentra aún por definir y en permanente cambio. Y dentro de esas dificultosas relaciones, las que se dan entre abuelos y nietos pueden llegar a ser verdaderamente problemáticas.

Por desgracia, cada vez son más las familias en las que entre abuelos y nietos se rompe toda relación, dado que alguien de una generación intermedia se empeña en que unos y otros se acabe todo contacto, a pesar de que todos ellos pertenezcan a la misma rama familiar.

Desde hace más de cuarenta años, y en los países más desarrollados, se ha venido recurriendo a la mediación familiar, como fórmula alternativa que permite resolver cualquier controversia entre dos partes, dejando a salvo el mantenimiento de las posteriores relaciones entre todos los miembros de la misma familia afectada. De ahí que este sistema de gestión del conflicto se utilice cada vez más en las rupturas matrimoniales, pero también en la división de herencias, en las relaciones entre abuelos y nietos y en cualquier otro conflicto cuyo escenario sea la familia y cuyos protagonistas sean los miembros de una misma estirpe.

La mediación familiar se caracteriza y diferencia de otros sistemas para dirimir controversias, en que en aquella son los propios interesados, a quienes afecta directamente el problema, los que –conducidos por un profesional de la mediación- analizan y debaten la crisis que les enfrenta, en un ánimo de colaboración mutua y en una búsqueda ordenada de soluciones y alternativas al conflicto, para acabar alcanzando un acuerdo satisfactorio para ambos, que ponga fin a su enfrentamiento y que tenga voluntad de cumplimiento en el futuro.

Debemos pensar que el establecimiento de un sistema de visitas entre abuelos y nietos que garantice un contacto mutuo que se encuentre injustamente interrumpido, puede crear alteraciones en las relaciones entre los menores y la familia a la que pertenecen, e incluso que el régimen de visitas que se establezca a favor de los abuelos pueda solaparse con otro u otros regímenes de visitas que se hubieran establecido (por ejemplo, cuando los padres de los menores se encuentren separados), haciendo inviable el reparto del tiempo disponible de los menores, que por su propio desarrollo también necesitan hacer sus propias relaciones y dedicar tiempo para sí mismos.

Y en este escenario, la mediación se erige como un sistema capaz de diluir las hostilidades, evitar las confrontaciones y la beligerancia, y orientar a los interesados hacia un horizonte de colaboración y empatía mutuas que les acerque a la consecución del acuerdo.

La mediación existe dentro del ámbito de los Juzgados de Familia, en organismos tutelados por las Comunidades Autónomas, y también en un ámbito estrictamente privado, como lo son los despachos de Abogados especialistas en derecho de familia, que dispongan de una sensibilidad especial frente a un problema muy frecuente y siempre grave y doloroso”.

Pelo olhar da afetividade que envolve as relações familiares, a matéria de Paz Hernandez “La ilusión de ser abuelo”, traz as opiniões dos especialistas Javier de las Heras (psiquiatra) e Carlos García Carpintero (psicólogo) sobre o significado e consequências da chegada de um neto.

Segundo Javier de las Heras, “Ser abuelo por primera vez significa recuperar y compartir la ilusión de volver a estar con niños pequenos. El nieto es algo más lejano. No es una decisión personal como lo fue el hijo, con el que el vínculo es más directo y cuyo nacimiento supone un cambio radical en la trayectoria vital de las personas: los hijos nos hacen madurar; los nietos, a veces, rejuvenecer, porque con ellos volvemos a hacer cosas que ya hicimos como padres”.

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Relaciones de igual a igual

Carlos García Carpintero (psicólogo): Los nietos no sólo rejuvenecen a los abuelos sino que, además, los acercan a sus hijos, «con los que se establecen unas relaciones mucho más simétricas, porque el abuelo deja de ser quien manda en la familia.

Javier de las Heras: Cuando se casan o se van de casa, las relaciones de los hijos con sus padres suelen mejorar significativamente. El hijo se hace menos combativo y las asperezas desaparecen a medida que empieza a tomar conciencia de los sacrificios que sus padres han hecho por él. Cuando nace el nieto, los abuelos consideran ya definitivamente a su hijo como un adulto, y le tratan como a un igual.

Carlos García Carpintero: Cuando el abuelo se obstina en seguir siendo quien impone las normas o el hijo delega sus responsabilidades como padre en él, aparecen las disfunciones.

Y cuando los abuelos depositan excesiva afectividad en los nietos, hasta el punto de intentar suplantar a los padres del niño, aparecen los riesgos. Es verdad, por otra parte, que, a falta de suficientes servicios sociales destinados a la infancia, a los abuelos les ha tocado asumir, en muchas ocasiones, el cuidado de los pequeños, sobre todo en los casos en que ambos padres trabajan. En las parejas trabajadoras, los intereses de ambos miembros son, además de los hijos, otros: el trabajo, la carrera profesional, el ocio… y los hijos pueden adolecer de una falta de atención que suplen los abuelos. Esa responsabilidad que, desde un punto de vista social, interesa que asuman los abuelos, puede ser un arma de doble filo, si no se basa en la flexibilidad y en la convicción de que no es el abuelo el que tiene la última palabra en la educación de su nieto. De otro modo, el hijo se sentirá desautorizado.

Javier de las Heras: Entre los abuelos y los nietos se establece una relación de especial empatía, derivada del hecho de que, entre otras cosas, tienen más tiempo para dedicárselo a los pequeños y éstos les suponen menos carga.

Carlos García Carpintero: Se trata de unas relaciones sin prisas, volcadas en el placer mutuo, más simétricas, que permiten al abuelo “malcriar” al nieto siempre y cuando asuma que él no es quien fija las reglas y respete las que impone su hijo.

Vitalidad y relaciones de pareja

A los nietos no se los quiere ni más ni menos que a los hijos: se los quiere, sencillamente, de forma distinta por una mera cuestión evolutiva, vienen a coincidir ambos especialistas. Lo que sí representan a veces es una segunda oportunidad. Así es, por ejemplo, en aquellos casos en los que no ha funcionado como debía la relación padre-hijo o ha fallado la comunicación entre ambos, apunta García Carpintero. La llegada del nieto brinda una ocasión para revisar y restablecer las relaciones paterno-filiales. Lo que está claro es que los nietos son una inyección de vida.

Carlos García Carpintero: Cuando un hijo abandona el hogar paterno, los padres han de renegociar sus relaciones de pareja, que durante mucho tiempo han pasado a un segundo plano debido a que han centrado toda su atención en el hijo. No es una tarea fácil, porque lo normal es que se haya producido un desgaste. Y en esta situación, la llegada de un nieto puede suponer una excusa para no repensar su relación debido a que de nuevo tienen que volverse a dedicar a la educación.

Javier de las Heras: El hecho en sí de ser abuelo no representa conflictos mayores: Solo los hay en los casos de embarazos no deseados. La sensación repentina de envejecimiento, que lleva a algunas personas a prohibir que se les llame abuelo es un problema menor y pasajero, que queda suplida casi inmediatamente por la ilusión compartida con los hijos.

Referências

ACEVEDO, A. (2012). Las relaciones Abuelos-Nietos y la mediación familiar. Disponível Aqui. Acesso em 09/05/2012.

HERNÁNDEZ, P. (2012). La ilusión de ser abuelo. Disponível Aqui. Acesso em 09/05/2012.

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