Isabel Larrañaga

En los próximos años, nuestro país será uno de los estados más envejecidos del mundo como consecuencia del intenso descenso de la fecundidad y el alargamiento de la esperanza de vida.

 

 

1. ¿Es cierto que la característica demográfica más significativa de las sociedades desarrolladas es el progresivo envejecimiento de su población?

Sí, es la característica demográfica que desde hace unos años viene siendo peculiar de las sociedades industrializadas o desarrolladas. Es difícil hablar del envejecimiento como característica demográfica más significativa, si no tenemos en cuenta otras razones o fenómenos demográficos que son los que causan ese envejecimiento, y que son rasgos muy característicos de estos países. Por ejemplo, el descenso drástico de la fecundidad, el aumento de la esperanza de vida como consecuencia de la disminución de la mortalidad o ciertos movimientos migratorios que pueden influir en el crecimiento o rejuvenecimiento de la población, según los países.

En la base de ese envejecimiento, hay otros fenómenos demográficos que también son característicos de estos países. De hecho, la fecundidad es la razón más importante para que se origine este envejecimiento. Los nacimientos o fecundidad son la entrada en la pirámide de población. Si esa entrada de nacimientos no se da, la pirámide encoge en su base y las edades más ancianas adquieren mayor peso con respecto a las edades más jóvenes. Este es un fenómeno que se ha dado en todos los países industrializados con diferente cronología y, como consecuencia de este fenómeno, se ha incrementado el envejecimiento.

El otro fenómeno al que hacía alusión antes era la mortalidad. Al igual que la natalidad ha tenido una evolución descendente, por lo menos en Euskadi, a lo largo de todo el siglo XX. En otros países, este descenso comenzó antes, salvo momentos puntuales del desarrollo de la historia de ese territorio, como una epidemia de gripe, guerra civil… Ese descenso de la mortalidad se ha traducido en un incremento de la esperanza de vida en todas las edades. En un principio, en las edades más jóvenes. Este hecho, incluso en su comienzo, pudo haberse reflejado en un rejuvenecimiento de la población, porque aquellos niños que morían por una gran tasa de mortalidad infantil, en la medida que en que la mortalidad iba descendiendo, conseguían llegar a edades juveniles, maduras, de reproducción y aumentar esos nacimientos. Pasada esa primera fase, el descenso de mortalidad no sólo se traduce en el aumento de la esperanza de vida de las edades jóvenes, sino también en las edades maduras. Su repercusión es que cada vez más un mayor número de población consigue llegar con vida a las edades envejecidas, a la última fase del ciclo vital.

En tercer lugar, estarían las migraciones. Allí donde se producen salidas migratorias, se experimenta un envejecimiento de la población. En cambio, allí donde son receptores, se da un rejuvenecimiento de la población. Si nos atuviéramos al marco geográfico de la Comunidad Autónoma Vasca, veríamos que los movimientos migratorios habidos en los años 50-70, favorecieron en un rejuvenecimiento de la población, porque el País Vasco fue receptor de personas en edad joven. Por este motivo, se supone que van a llegar a edad de envejecer generaciones muy nutridas en número y que la población de más de 65 años va a ser más numerosa también.

El envejecimiento demográfico no es un fenómeno exclusivo de los países desarrollados. Toda la población mundial está siendo susceptible del envejecimiento; porque, salvo varios países del centro de África, el resto está sufriendo descensos mínimos de fecundidad y progresivos aumentos de la esperanza de vida. En los países industrializados estos fenómenos se desarrollan con más rapidez.

2. ¿Qué características tiene este fenómeno?

El fenómeno del envejecimiento origina una feminización de la población. Las mujeres somos las que más nos beneficiamos ante ese descenso de la natalidad. Vivimos más, es decir, más mujeres llegamos a edades ancianas y la población en su conjunto se feminiza. Este hecho es más acentuado en las personas mayores de 65 años y tiene consecuencias no sólo demográficas, sino también sociales. Desde un punto de vista social, aunque la mujer salga beneficiada por el descenso de la natalidad, no ha obtenido el mismo beneficio social que en otras áreas. Si una mujer participa en el mercado laboral, su salario está por debajo que el del varón. Además, muy pocas mujeres ancianas de hoy ha participado en la vida laboral. En la mayoría de los casos, dependen siempre de la economía del hombre. Si la vejez siempre entraña en sí misma empobrecimiento, porque tienes mayor necesidad de gastar y menos capacidad de producir, ese empobrecimiento es aún más acentuado.

Un factor relacionado con la feminización de la población es la autoestima de la mujer anciana. El varón muere antes que la mujer, por tanto, la aparición de la incapacidad en el varón es más temprana que en ésta. Cuando el varón enferma, tiene una incapacidad y se hace más dependiente; tiene una mujer a su lado, porque es mucho más joven que él y la incapacidad en ella aparece más tarde, generalmente, después de morir el cónyuge. En la etapa de incapacidad de la mujer, no hay una pareja que le pueda ayudar. Esa dependencia se traslada a los hijos o, incluso, más allá de ellos (servicios sanitarios), y ello repercute en la autoestima de la mujer.
Otra consecuencia relacionada con el envejecimiento es la coexistencia de 4 ó 5 generaciones. Esto es un hecho histórico nuevo; porque, cuando la esperanza de vida era más corta, convivían generalmente 3 generaciones. Esta situación posibilita la existencia de interacciones entre las distintas generaciones, que pueden ser muy enriquecedoras socialmente. Aunque la juventud sea un valor muy preciado, las generaciones en edades ancianas pueden aportar muchísimo, por ejemplo, ayuda, estimulación…

Una última característica del envejecimiento, el aumento de la población de los más mayores. En los últimos 25 años, la esperanza de vida ha aumentado un 28% en los varones y un 40% en las mujeres. Esto significa que la población de más de 65 se ha incrementado, pero proporcionalmente el peso relativo de los grupos de edad de 75 y más años ha experimentado aumentos aún más significativos todavía. No sólo vamos a tener una población envejecida, sino también una población con muchas personas muy mayores. A partir de esa edad, las manifestaciones del envejecimiento van a ser más acentuadas.

3. ¿Qué consecuencias ha desencadenado el incremento de la población anciana en los últimos años?

El envejecimiento poblacional no sólo repercute en la población anciana, sino que tiene una trascendencia social relacionada directamente con la familia. Si la base del envejecimiento es el descenso de la fecundidad, repercute también en un menor tamaño familiar. Se estima, que desde 1981 hasta 1996, el tamaño familiar ha descendido un 16% en la Comunidad Autónoma Vasca y es previsible que descienda aún más. Esta reducción familiar repercute en el hecho de que estén descendiendo los miembros de un núcleo familiar que pudieran ser cuidadores potenciales de estos ancianos. Por tanto, esa familia va a ser más frágil a la hora de ofrecer esos cuidados y va a necesitar más ayudas.

La modernización social que hemos experimentado en los últimos años ha provocado cambios en los modelos familiares. Estamos observando actualmente un desarrollo de las familias unipersonales y monoparentales. En cuanto a las primeras, están formadas por personas mayores en el País Vasco. Vivir solo puede ser un factor de independencia; pero, en relación a las personas mayores, puede ser fuente potencial de necesidad. Estos factores que citábamos tienen una transcendencia a nivel social y van a influir en cómo se van a manifestar las necesidades de la población anciana y cómo se van a poder atender.

De otro modo, se está produciendo cierto desequilibrio entre la población dependiente y la que puede ser cuidadora, lo que las Naciones Unidas denomina soporte potencial. La población de más de 65 años sería la que más cuidados necesitaría y las poblaciones menores de 65 se convertirían en los potenciales cuidadores. Si ese equilibrio se rompe, porque los mayores aumentan y los adultos descienden, el equilibrio poblacional también se vería afectado.

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En todo momento, estamos hablando de demanda de necesidades y ofertas de servicios. El envejecimiento no es igual a necesidad. El problema es la dependencia. De esa dependencia, van a surgir necesidades de servicios. Las instituciones públicas se deben replantear qué servicios deben ofertar, cuál es nuestra disponibilidad de recursos y su mejor adecuación.
Otras consecuencias que se van a desencadenar son las necesidades de ocio y urbanísticas, es decir, adecuación de la ciudad o del domicilio a las características de estas personas mayores. No todo es drama en el envejecimiento poblacional. Es un sector de población que dispone de tiempo libre y está en capacidad de disfrutar. Por eso, aumentará la demanda de este tipo de productos y servicios. En cuanto a la reorganización urbanística, debemos remodelar el hogar, porque frecuentemente no está preparado para albergar a personas dependientes.

Desde un punto de vista menos tangible, podemos observar otra característica, la desfamiliarización con el fenómeno de la muerte y el nacimiento. El alargamiento de la esperanza de vida es un triunfo del progreso y bienestar social. Por esta razón, debe considerarse desde un punto de vista positivo y no negativo. En nuestra etapa juvenil o, incluso, adulta no nos relacionamos apenas con la muerte. Muchas de las muertes que se producen en nuestro entorno empezamos a experimentarlas en edades muy avanzadas, lo que provoca una lejanía con la muerte, y una situación de crisis en esta población que ya presentaba una fragilidad. Las personas mayores se enfrentan a la muerte de los seres queridos en una etapa de gran fragilidad para ella.

4. ¿Varía mucho la situación en el País Vasco y el Estado respecto a otros países europeos?

Aunque el envejecimiento afecta a la población mundial, se encuentran diferencias en su desarrollo. Todos los fenómenos demográficos citados (aumento de la esperanza de vida, descenso de la mortalidad…) se han experimentado en nuestra comunidad autónoma y en la zona mediterránea con un ligero retraso con respecto al norte de Europa. La transición demográfica se inicia en Inglaterra y se expande a otros países de Europa. En esa expansión se sigue el eje Norte-Sur. Los países del norte llevan una ventaja de unos 50 años. Suecia o Dinamarca sufrieron el descenso de la fecundidad sobre los años 50 ó 60, cuando nosotros empezábamos a experimentar el baby boom. Al margen de estas diferencias en la cronología, el desarrollo ha sido mucho más rápido en la zona mediterránea. El envejecimiento también se ha producido con más intensidad y en un período de tiempo más corto. Según las proyecciones de las Naciones Unidad sobre el envejecimiento para el 2050, los países más envejecidos serán España, Italia y Japón, aquellos países en los que el descenso de la fecundidad comenzó más tarde y con mayor intensidad.
En todas las comunidades también interviene el factor de las migraciones, que puede influir en esa aceleración del envejecimiento. En la nuestra, el gran flujo de inmigración durante los años 60 originará un aumento en el número de ancianos durante los próximos años.

5. ¿Qué problemas de salud pública puede generar ese envejecimiento de la población en los próximos años?

El envejecimiento no va a ser el problema, sino la dependencia que se derivará de ella. Tenemos que desdramatizar el concepto. Cuanto mayor sea el número de la población envejecida, mayores problemas de incapacidad y dependencia va a haber. El envejecimiento va unido al aumento de patologías crónicas. Se estima que las personas mayores sufren en su vida tres patologías crónicas. Esa patología crónica requiere bastantes cuidados para se convierta, lo más tardíamente posible, en incapacidad y dependencia.

El objetivo de los servicios sanitarios en la población joven es curar las diferentes patologías que se puedan dar, pero en la población anciana, el fin es cuidar, porque las patologías son crónicas. Hablamos de cuidar en el sentido de dar la mejor calidad de vida posible para retrasar la incapacidad.

Hoy en día, se reconocen dos pilares en la población de personas dependientes. Uno es el de los servicios formales (instituciones sanitarias) y el otro, el de los servicios informales (familia). En la mayoría de los casos, esa asistencia la realiza la familia. El desarrollo de los servicios sociales dirigidos a las personas mayores se ha producido con más retraso que con la evolución de los servicios sociales en general. Actualmente, se reconoce la necesidad de complementar los servicios que provee la familia con los servicios formales que ofrecen las instituciones. Esa complementariedad debe enfocarse a que el anciano pueda mantenerse el máximo tiempo posible en la comunidad con una buena calidad de vida. El reto de las instituciones públicas será desarrollar los servicios formales que proporcionan atención al anciano y a su familia.

6. ¿Es frecuente la vuelta al municipio de nacimiento durante al etapa de jubilación?

“Ese es un fenómeno que se empezó a observar en los años 80 en el País Vasco, cuando comenzaron a regresar las generaciones que habían emigrado en los años 60. Es un fenómeno novedoso en la sociedad vasca. No se puede decir cuantitativamente que éste sea un rasgo característico en este tipo de movimientos. En 1998, la población que volvía a sus comunidades autónomas de origen representaba un 12% de la población. Los movimientos migratorios que se están dando en la población vasca son efectuados por personas de 35 años con cierto grado de cualificación y por motivos profesionales. Ese 12% de población que regresa a su municipio natal no tiene una gran repercusión en el envejecimiento o rejuvenecimiento de la población desde un punto de vista cuantitativo. En muchos casos, estas salidas no son definitivas, porque retornan años después a aquel entorno más afectivo, donde han vivido sus últimos años y donde le pueden dar esos cuidados afectivos que necesita.

7. ¿Esta dinámica influye de alguna manera en los movimientos migratorios en general?

La dinámica de los movimientos migratorios en la población anciana ha sido un fenómeno muy estudiado en Europa y que lo iniciaron países del norte con el objetivo de buscar mejor calidad de vida para sus mayores. La población jubilada de los países nórdicos se desplazaba a los países del mediterráneo por el clima, menor coste y calidad de vida. Por lo general, son movimientos migratorios que tienen retorno años después.

Existen otros niveles de movimientos migratorios. Un ejemplo puede ser de las migraciones de reemplazo como alternativa del envejecimiento poblacional, que expuso un grupo de expertos de Naciones Unidad tras la elaboración de un informe sobre el tema. Este grupo de expertos buscaba soluciones al problema del envejecimiento, porque las causas del envejecimiento más generalizadas como la caída de la fecundidad y el alargamiento de la esperanza de vida son muy difíciles de remontar. Este descenso de la fecundidad va unido a nuevos valores, expectativas o modelos de vida. No es previsible que cambie la situación. Si no se puede renovar la población, porque resulta difícil aumentar la fecundidad, plantean las migraciones de remplazo. Calculan la cantidad de edad joven que necesita cada zona para que la estructura de edad de la población se mantenga constante. Para que en un país como España o Italia, se mantenga en el año 2050 la misma estructura de población envejecida que ahora tiene, se necesitaría un 29-30% de población joven extranjera. Este planteamiento ha sido muy criticado desde muy diferentes perspectivas. Algunos expertos opinan que esta situación nunca es una alternativa, porque esa población joven desplazada adapta los modelos de baja fecundidad del país de acogida. El rejuvenecimiento de la población se neutralizaría en un período corto.

Por otra parte, en la mayoría de estos países no existe una situación de pleno empleo para la población activa propia. Se necesitaría profundizar más esta alternativa y cómo se traduce esta opción en los sistemas de pensiones.

8. ¿Qué consecuencias puede producir el incremento de la población en los sistemas de protección social (pensiones, gasto sanitario…)?

Si la población que cobra pensiones aumenta y la población de edad que realiza aportaciones disminuye, los poderes públicos necesitan hacer sus reajustes. Los economistas tendrán que decir mucho en este aspecto. Desde el punto de vista demográfico, el reajuste es lógico, porque hasta hace 20 años toda nuestra inversión estaba dirigida a los niños. Se debe cambiar a la dirección de los ancianos. Hay que estudiar las necesidades, cómo clasificarlas y cómo atenderlas principalmente. El principio sobre el que hay que estructurar estos cambios debe ser la solidaridad intergeneracional. Los jóvenes y población adulta de hoy debe invertir en las infraestructuras del mañana.

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Fonte: ComunidadMayor.com, 02/09/2006. Acesse Aqui

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