Una de las decisiones familiares más difíciles de tomar es la institucionalización de un familiar adulto/a mayor en una residencia geriátrica, ya sea por un tiempo corto -para una rehabilitación, por ejemplo- o largo -por patologías invalidantes, entre otras.
Natalia Muñiz
Se suele sentir culpa, tristeza, incertidumbre por cómo será cuidado/a, dudas sobre si es la mejor opción, pensar que se podía haber hecho más a pesar de haber brindado todo lo que estaba al alcance de uno/a. También se retroalimentan prejuicios sobre las residencias geriátricas: “Todos/as vamos a terminar en una”; “Son depósitos de viejos/as”; “La familia se lo/a sacó de encima”.
Lo cierto es que los índices de institucionalización de personas mayores son bajos, alrededor del 5 por ciento, según estadísticas internacionales. Y en la mayoría de los casos suele ser la mejor opción, tanto para el adulto/a mayor, que contará con personal capacitado para su atención; como para los familiares, por lo general también mayores, agotados por la sobrecarga de tareas que cumplen desde años y que si no contaron con una capacitación y ayuda adecuada -de otros familiares o de un cuidador domiciliario- se terminan deteriorando junto a la persona cuidada y decayendo -como consecuencia- la calidad de atención, por más amor, compromiso y esfuerzo puesto.
Cabe destacar que la institucionalización no quita a la familia la responsabilidad que tiene en el cuidado del adulto/a mayor, que por ley corresponde a todos los hijos/as por igual -y no solo a una hija mujer o nuera, como suele ocurrir- incluso hasta los nietos/as -si sus padres fallecieron- porque va en línea descendiente.
Los casos
Consultado por este tema, el titular de la Federación Argentina de Gerontología y Geriatría (FAGG), Vicente Tedeschi, nos brindó un escrito realizado junto a la especialista en gimnasia para adultos/as mayores y miembro de la Sociedad Platense de Geriatría y Geriatría (SPGG) Guillermina Negro, “¿Cuándo la internación geriátrica es una necesidad?”.
Al respecto detallaron las distintas situaciones:
– En el menor tiempo posible para salvar la vida la persona: es el caso de internaciones en establecimientos para la atención de pacientes con procesos agudos que pongan en peligro la vida -por ejemplo, infarto de miocardio-.
– Para mejorar el nivel de vida: adultos/as mayores abandonados sin vivienda.
– Para salvaguardar la integridad física: adultos/as mayores con trastornos de la conducta importantes que le impidan vivir solos y que no tengan posibilidades económicas para contratar un cuidador/a o que tengan familias incontinentes.
– Para salvaguardar la integridad familiar: personas con procesos demenciales crónicos con o sin exacerbaciones agudas.
– Para brindarles la atención especializada que la familia no le puede brindar: personas postradas o con enfermedades terminales que necesiten aparatología para continuar con vida.
Los establecimientos
Los profesionales destacaron que tras haber tomado la decisión junto con “el médico de cabecera”, se necesita establecer el tipo de institución:
– En el caso de enfermedades agudas que necesiten internación especializada habrá que optar por establecimientos especializados y de acuerdo a las posibilidades de cobertura social (unidades de geriatría en hospitales, clínicas y/o sanatorios”.
– En el caso de personas mayores que necesiten una institucionalización porque no tienen vivienda o tienen una familia incontinente habrá que seleccionar entre las ofertas de residencias de larga estadía de tipo asilar: establecimientos para personas sanas que dan satisfacción a las necesidades básicas de alimentación, vivienda e higiene y desarrollan las funciones de promoción y protección de la salud. También existe la posibilidad de una internación parcial, si la familia puede contenerlos en determinados momentos del día y en otros no, en hogares de día.
– En algunos establecimientos se ofrece el servicio de pernocte nocturno, se puede internar al adulto/a mayor solo por esa noche y regresa a su núcleo familiar entre las 10 y las 11.
– Para pacientes que necesiten una rehabilitación, ya sea física y/o física por determinados períodos del día y que no se pueda realizar en el domicilio habrá que seleccionar un establecimiento que le brinde una atención diurna y permita luego de un período que el paciente vuelva a su domicilio: son los determinados hospitales diurnos o centros de día.
– Para los adultos que tengan enfermedades crónicas que necesiten atención especializada y que sus familias no los puedan atender o que no puedan valerse por sí solos si viven solos o con una pareja existen los denominados hogares asistenciales que son instituciones que dan respuesta en las áreas bio-psico-sociales a través de acciones de promoción, protección, recuperación y rehabilitación de la salud. Se dividen en dos grupos: para pacientes crónicos no psiquiátricos; para pacientes crónicos psiquiátricos.
Consideraciones para elegir un establecimiento
El presidente de la Federación Argentina de Gerontología y Geriatría, Vicente Tedeschi, y la especialista en gimnasia para adultos/as mayores Guillermina Negro indicaron que al seleccionar una residencia geriátrica se debe considerar:
– Que sea un establecimiento habilitado por las autoridades correspondientes (Ministerio de Salud y Municipalidad).
– Ubicación geográfica. Se tiende a pensar que la selección de la residencia geriátrica se basa en elegir a la más cercana al domicilio, y si bien es importante para la familia, muchas veces no ofrece la mejor opción de atención a los requerimientos del adulto/a mayor.
– Establecimiento que brinde la satisfacción de las necesidades que llevaron a la internación y que esté bajo la dirección médica de un/a profesional especializado en la atención de adultos/as mayores.
– Establecimiento que tenga profesionales y personal especializados para la asistencia integral de personas mayores (atención médica, enfermería, rehabilitación, educación física, recreación y ocupación del tiempo libre) y que proponga una integración de la persona a internar con otras personas de su edad y con la familia, tratando de evitar el aislamiento.
– Establecimiento que esté dentro de las posibilidades económicas del adulto/a mayor, la familia y/o la cobertura social, teniendo en cuenta los anteriores puntos.
– Establecimiento que permita una evaluación del funcionamiento de la institución con respecto a la atención de la persona mayor a través del tiempo de institucionalización. Con horarios de visita amplios y elásticos.
– Establecimiento que permita la atención médica por el médico/a de familia o médico/a de cabecera del adulto/a mayor.
– Establecimiento que permita una asistencia espiritual del adulto/a mayor de acuerdo a sus creencias religiosas.
Situaciones de internación
La titular de la Gerencia del Servicio Social del Centro para Adultos/as Mayores “Hirsch”, Mercedes Olmedo, señaló que la institucionalización de un/a familiar “es una decisión difícil” y diferenció las distintas situaciones de internaciones:
– Una situación de crisis, como puede ser una fractura que requiere rehabilitación y tras su recuperación la persona puede regresar a su casa.
– Situación de crisis aguda, por ejemplo desatada por un Accidente Cerebro Vascular (ACV) que irrumpe de la noche a la mañana en la vida familiar.
– Situación de cronicidad, por ejemplo una patología irreversible, progresiva, invalidante -demencias y otras patologías neurológicas severas- que genera agotamiento y estrés familiar.
– Situaciones progresivas, por ejemplo, pacientes oncológicos que necesitan atención y cuidado.
La familia
“La pregunta es cuándo (una internación) y se plantea cuando hay un cuidador/a agotado, quien durante años está sacrificando un montón de cuestiones personales, y habrá que considerar si ese cuidador/a descansa lo suficiente, si tiene actividades que lo ayudan a preservar el equilibrio emocional, si perdió las redes de contacto, si cuida su salud porque estas cuestiones repercuten en la atención”.
En tanto señaló que “se debe trabajar con la familia para liberarse del sentimiento de culpa”. Y sostuvo que en ese proceso “es importante la ayuda de la institución, que contenga a la familia para que ese momento sea vivido sin prejuicios, con alivio, que sepa que el familiar va a estar cuidado y atendido, que se los incluya, por ejemplo, compartiendo actividades, un asado un domingo, en los festejos de cumpleaños”. También indicó que es necesario que la institución “le dé a las familias las indicaciones de qué hacer y cómo comunicarse con el familiar de acuerdo a la patología -por ejemplo, en el caso de demencias, que se comuniquen a través de la música, de mirar una revista, poner cremas en las manos, pintar las uñas, se busquen alternativas cuando la palabra no sirve como mediadora-”.
Fonte: Acesse Aqui