Uno de los grupos que más crece es el de las personas que superan los 80 años. Las poblaciones envejecieron hace décadas y este fenómeno se profundizará en las siguientes. En este marco, las sociedades deben modernizarse, adaptarse en todos los ámbitos y aprovechar las múltiples oportunidades que se generan.
Natalia Muñiz *
Los avances en la medicina, la tecnología, la educación, el desarrollo social, entre otros, lograron una revolución demográfica sin precedentes. La expectativa de vida aumentó alcanzando, en promedio, los 75 años en nuestro país. Asimismo, uno de los grupos que más crece es el de las personas que superan los 80 años. Las poblaciones envejecieron hace décadas y este fenómeno se profundizará en las siguientes. En este marco, las sociedades deben modernizarse, adaptarse en todos los ámbitos y aprovechar las múltiples oportunidades que se generan.
“Hubo una ganancia cuantitativa que tiene que ver con el aumento de la expectativa de vida pero ese aspecto ahora se está viendo desde lo cualitativo: llenar de vida esos años ganados”, destacó Diego Bernardini, médico de familia y master en Gerontología.
Consultado por este diario, el profesional manifestó: “El gran desafío es qué hacemos con ese tiempo, cómo lo completamos, cómo lo llenamos y sobre todo porque el sentir de las personas es ‘no puedo hacer lo mismo que a los 30, no tengo resistencia física como a los 40, pero sí puedo aportar y dar’. Y eso es lo fundamental porque el curso de vida hace que ese transcurrir la vejez tome distintas formas”.
Bernardini publicó este año su primer libro “De Vuelta. Diálogos con Personas que Vivieron Mucho (Y lo Cuentan Bien)”, de Editorial Aguilar, con prólogo del neurólogo Facundo Manes. El libro consta de veintidós entrevistas a personas de 70 años y más, entre las que se encuentran Carlos Garaycochea, Luis Felipe Noé, María Fux, Efraín Wachs, Hilda Bernard, Graciela Fernández Meijide, entre otros políticos, economistas, actores, médicos y personas no públicas.
“Ellos (por los entrevistados) de alguna manera son supervivientes, personas que ya han ido y vuelto, han aprendido y han traído esa sabiduría de alguna manera. Más que nunca hoy cobra importancia el aprendizaje que se llama de arriba hacia abajo: de los mayores hacia los jóvenes”, señaló.
En este sentido sostuvo que “se aprende a envejecer a lo largo de la vida, así como uno aprende a caminar, a andar en bicicleta”, y remarcó que “fundamentalmente se aprende por una cuestión de oportunidades que nos da la vida, el entorno, nuestras redes, nuestros padres, nuestros valores, pero también aceptándonos y ese es otro punto que la sociedad nos está demandando”.
Mayor visibilidad
Al respecto, afirmó que “las personas mayores están cobrando cada vez más visibilidad”, como por ejemplo, “en el cine, en los productos a los cuales el sector privado apunta, de alguna forma los mayores se hacen más presentes”.
Bernardini, coordinador de Proyectos Especiales del Centro Internacional de la Longevidad (ILC, por sus siglas en inglés) con sede en Río de Janeiro, Brasil, sostuvo que hay que “empezar a aceptar, entender y transformar las sociedades considerando un marco político de acción de envejecimiento activo que tiene los pilares de salud, seguridad, participación y aprendizaje continuo”.
Asimismo manifestó que un punto clave “es la iniciativa de las ciudades amigables con las personas mayores”, adaptar el entorno, hacerlo accesible que, en definitiva, lo será “para todos”: mujeres embarazadas, personas que usan bastones o sillas de ruedas, para los chicos cuando van con la mochila cargada al colegio, entre otros tantos ejemplos.
“Tenemos que empezar a tener otra visión de lo que nos rodea -afirmó-. Además, una de las pocas certezas que tenemos es que cada vez habrá más personas mayores”.
Relaciones intergeneracionales
De igual forma, señaló que “una cultura de solidaridad intergeneracional y cuidado a los mayores se torna imperiosa”.
“Es aprender de ellos. Las personas mayores están más adelante que nosotros en el camino, lo bueno es eso, ver como el curso de vida nos condiciona de manera distinta. A nivel personal me pasó que en el proceso de armar el libro, uno se siente identificado con alguna persona, en algún aspecto; con otra, en otro aspecto”, comentó.
“Prácticamente un cuarto de nuestras vidas y posiblemente más seremos personas mayores. Pero creo que en la inmediatez donde uno está viviendo no se tiene la posibilidad de planificar y hace que veamos la vejez como un tema lejano. Sin embargo es algo que viene” y hay que prepararse, indicó.
Las experiencias de las personas mayores
Algunas de las frases de las entrevistas que el médico Diego Bernardini publicó en su libro “De Vuelta”:
* Betty Galer, de 86 años, vive en CABA: “Yo siempre le digo a todo el mundo que hay mucho racismo con los viejos. Yo soy una luchadora de la vejez porque me encanta la vejez; usted sabe que me encanta esta edad. Siempre cuento que cuando era joven era feminista y ahora soy viejista”.
* Efraín Wachs, de 95 años, uno de los diez atletas más veteranos en el mundo, vive en Tucumán: “Sí, fui feliz siempre y pienso seguir siéndolo. Yo pienso que la felicidad depende de uno mismo. Que hay que ser optimista, hay que tener esperanza, programas, planes de acción”.
*Luis Carranza, de 75 años, remisero, vive en Tucumán: (sobre cómo le gustaría ser recordado por sus nietos) “Como modelo. Que presuman y digan ‘¡Qué grande mi abuelo! Y yo sigo la línea”
“Se modificarán todas las reglas de juego”
“No son las sociedades las que envejecen, sino las poblaciones. Y las sociedades que envejecen son las que no se adaptan a ese cambio”, destacó Diego Bernardini, especialista en Medicina Familiar y Geriatría.
Señaló: “Si hay alguna certeza es que cada vez habrá más personas mayores y se modificarán todas las reglas de juego de las sociedades, todas las reglas de juego del desarrollo, de conceptos de hasta la gobernabilidad porque son votantes, aportantes, personas que tienen mucho para dar y se empieza a dar luz, testimonio y poner sobre la mesa un tema que es agenda”.
“Hay recursos y cuestiones importantes, como por ejemplo, empezar a pensar en una cultura de la solidaridad, del cuidado, que pone a la persona mayor como un dador, una persona activa, porque cooperación, solidaridad significan que las dos partes dan, reciben y ganan”, explicó Bernardini, quien es también director ejecutivo de la consultora Mayores.org.
Asimismo, el profesional señaló que “hoy, la vida está planteada como una maratón, no como una carrera de velocidad, y en todo maratón tenemos que pensar muy bien cómo llegar al final”.
“La vejez es una construcción social que está muy estereotipada, construida fundamentalmente por observaciones externas, y muchas veces por falta de sensibilidad. Está en nosotros generar ese cambio y llegar a esa cultura de solidaridad”, agregó en la presentación de su primer libro “De Vuelta. Diálogos con Personas que Vivieron Mucho (Y lo Cuentan Bien)”.
Y concluyó: “Los adultos mayores hoy pueden ser nuestros abuelos, padres, tíos, pero también vamos a ser nosotros. Tenemos que aprender de ellos no solo para ver cómo planificamos nuestro futuro sino cómo convivimos con las personas mayores”.
* Natalia Muñiz é redatora do jornal argentino Diario Popular, e colaborador do Portal do Envelhecimento. Artigo publicado originalmente Aqui