De acuerdo con las recomendaciones del Instituto Americano de Medicina, cuando una persona debe tomar una gran cantidad de pastillas diariamente, es recomendable ordenarlas y organizarlas en, como máximo, cuatro tomas diarias. De esa forma es más fácil garantizar la ingesta de todos los medicamentos, sin caer en olvidos y sin poner en riesgo el tratamiento en cuestión.
Pro Salud/La Capital *
Sin embargo, según un reciente informe publicado esta semana en Archives of Internal Medicine, sólo un tercio de la gente alcanza esta meta. El resto hace equilibrio entre algunas de las indicaciones médicas más frecuentes: “ingiera esto en ayunas, esto otro cada ocho horas, el azul cada seis y el blanco cada doce tres veces por semana”.
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El principal problema de estos esquemas complejos e intrincados -tal como exponen los specialistas- no es sólo la decersión o la falta de adherencia al tratamiento, sino también la posibilidad de que surjan efectos adversos provocados por la mala combinación de los componentes de estos fármacos.
De hecho, tal como muestran los resultados de un estudio publicado junto con el artículo de Archives, cuando una medicación debía tomarse tres veces al día, por lo general las dosis se repartían de la siguiente manera: entre la primera y la segunda toma, el 52,4 por ciento de los voluntarios no dejaba transcurrir ni cuatro horas; y por el contrario entre la segunda y la tercera, más del 60 por ciento dejaba pasar entre cinco y seis horas.
“Esto significa que entre la tercera dosis y la primera del siguiente día pasaron más horas de las previstas para mantener un adecuado tratamiento. Esto es importante porque cuanto más tiempo pasa, menor será el efecto del fármaco. En este sentido, es importante mantener una concentración constante para conseguir el efecto terapéutico”, apuntaron los especialistas.
“Creemos que la mejor forma de evitar huecos en los tratamientos es indicar una determinada medicación hasta un máximo de cuatro veces al día, pero con pautas más claras. Por ejemplo puede ser con el desayuno, la comida, la cena o antes de ésta. Por otro lado es fundamental informar al paciente porque una persona más instruida tiene mayor capacidad de manejar para manejar y conducir su tratamiento”, expuso el doctor Michael Wolf, integrante de la Universidad de Northwestern de Chicago en Estados Unidos, y principal autor de la investigación de la cual participaron 464 personas con una edad promedio de 63 años.
Por su parte, el doctor Moisés Schapira, médico especialista en Geriatría y Medicina Familiar, refirió que “lo más importante es distinguir entre la polifarmacia -utilización indiscriminada y sin orden alguno de diversos medicamentos- y la polimedicación en la cual si bien hay diferentes componentes todos ellos tienen una razón de ser, están indicados por el médico y tienen un orden”.
En cuanto a las herramientas que todos los pacientes tienen a mano como para no caer en el desorden y perjudicar el tratamiento se cuentan, por ejemplo: la organización previa de los medicamentos -puede ser durante el fin de semana como para tenerlas listas el lunes por la mañana- en pastilleros especialmente destinados a ese fin.
También es recomendable evitar -sobre todo cuando se trata de pacientes adultos mayores que tienen alguna de sus facultades alteradas o que suelen caer en confusiones- el contacto con las cajas de los remedios. Así, ordenando las pastillas en espacios dentro del pastillero y dejando las cajas a un lado suele evitarse la típica pregunta: ¿”tomé hoy la pastilla”?, que muchas veces puede concluir en una nueva ingesta, “por las dudas”.
Otra opción muy viable tiene que ver con la búsqueda de ayuda. Mientras algunas personas cuentan con una enfermera o una cuidadora, otras tal vez puedan recurrir a algún familiar cercano o vecino que con la receta y las indicaciones médicas a mano pueda disponer un esquema para los días venideros.
Finalmente, y por supuesto siempre consultándolo con el médico, queda la opción de establecer una suerte de “regla de los colores”. Así, por caso, las pastillas blancas podrían tomarse a la mañana, las azules a la tarde y así sucesivamente. Por supuesto esto requiere suma atención por parte del paciente y de su médico porque más allá de la coloración similar, no todas las pastillas pueden ingerirse a cualquier hora del día y junto con otras.
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