Argentina – La enfermedad de Alzheimer es uno de los males más temidos, se trata de un trastorno degenerativo cerebral crónico -irreversible- que afecta las funciones cognitivas y la conducta. Sin embargo, el avance de esta enfermedad puede ser retrasado, mejorando la calidad de vida de los pacientes y sus familias. A la vez existen diversas estrategias para que los seres queridos puedan manejar ciertas situaciones, como los trastornos de comportamiento -que a veces llegan a ser diarios- y evitar el síndrome del estrés del cuidador.
Natalia Muñiz *
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Al conmemorarse el Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer, la Fundación Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro organizaron la Tercera Caminata por el Alzheimer a fin de fomentar la toma de conciencia sobre esta enfermedad, principal causa de demencia a nivel global y que se proyecta como “uno de los problemas de salud pública más relevantes en los años venideros”.
Consultado por este Diario, el jefe de la Clínica de Memoria, Julián Bustin, destacó la importancia de trabajar en un plan nacional de prevención y seguimiento de la enfermedad: “Ya los hay en Francia, Inglaterra, Estados Unidos, y planteamos la necesidad de contar con uno que invite a promover el conocimiento a la sociedad sobre esta enfermedad, que sea detectada precozmente a fin de comenzar un rápido tratamiento, desestigmatizar a los pacientes y sostener a los familiares”, entre otros puntos. Al respecto, el geronto psiquiatra explicó que “uno de los principales factores de riesgo es la edad. Se calcula que a los 60 años el 1 por ciento tiene esa enfermedad; a los 65, el 2 por ciento; y cada cinco años se va duplicando”. En este punto, cabe aclarar que el Alzheimer no es parte de un envejecimiento normal, a fin de evitar caer en prejuicios que atentan contra un proceso un envejecimiento activo y saludable.
En tanto, el profesional señaló que otros factores son “los riesgos cardiovasculares -por ejemplo, la presión alta, la diabetes, el colesterol alto, el sedentarismo, y la depresión y la inactividad intelectual”.
Respecto cuánto influye la genética, destacó que “tiene un componente importante en personas que tienen Alzheimer de jóvenes, pero rondan entre el 1 y 5 por ciento de los pacientes en total; si bien hay cierto tipo de genes que aumentan el riesgo de contraer la enfermedad, no son tan determinantes como los otros” factores enumerados.
Los daños
Acerca si se tiene la debida conciencia sobre este mal y las formas de prevenirlo, Bustin respondió: “Uno de los grandes problemas es que no hablamos de Alzheimer, se desconoce que hay tratamientos que pueden mejorar la calidad de los pacientes, no evitar ni revertir la situación, pero sí hay tratamientos que permiten retrasar el proceso de la enfermedad”.
Por otra parte, indicó que “uno de los síntomas más complicados es la incapacidad de la persona de reconocer que está enferma. Hay muchos pacientes que no se dan cuenta que tienen problemas de memoria, atención o conducta y la consulta suele ser tardía -precisamente- porque la persona no quiere ir al médico”, pese a la insistencia de los familiares.
Sobre este punto, explicó que “se daña un área del cerebro -el hipocampo- donde se almacena la información, por eso la persona puede recordar todo lo que pasó hace 20 años pero no lo que hizo recientemente, por ejemplo ayer, porque no logra registrar hechos nuevos, recientes, o pregunta lo mismo cada cinco minutos como si nunca lo hubiera hecho”.
¿Cómo prevenirla?
Algunas medidas a adoptar para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad:
- Controlar los factores de riesgo vascular: como la diabetes, la hipertensión, la obesidad y el tabaquismo.
- Actividad física regular: caminar 30 minutos o más, cuatro o cinco veces por semana, es un factor protector para el cerebro.
- Nutrición saludable: se sugiere lácteos descremados, aceites crudos, cereales integrales, frutas y verduras, pescado y carnes magras, evitar la sal y grasas animales.
- Ejercicio mental: mantenerse activo intelectualmente y llevar una vida social.
*Natalia Muñiz, redactora de Diario Popular, nota publicada en 17 de setiembre