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Diez años de cambios: los nuevos adultos mayores

Argentina – No hay mejor festejo para un aniversario que el de pararse y reflexionar sobre lo vivido, el presente y lo que vendrá.

Natalia Concina/La Cita *

 

Es una clásica práctica de “balance”, que La Cita aprovecha en este décimo aniversario desde su creación para pensar cómo los medios de comunicación cuentan la vejez.

“Prolongar los años de vida fue un anhelo en la historia de la humanidad que desde la segunda mitad del siglo pasado se está haciendo realidad. El envejecimiento de la sociedad es un logro que se manifiesta tanto en el aumento de personas que llegan a la vejez, así como en su longevidad. Pero para que este fenómeno sea realmente considerado y percibido como un triunfo es necesario que desde distintos ámbitos se trabaje para derrumbar los prejuicios y estereotipos negativos”, señala a La Cita Natalia Muñiz, periodista de Diario Popular, especializada en la temática de personas mayores.

Para Muñiz, “con esta revolución demográfica también estamos siendo partícipes de nuevos modelos de vejez –o vejeces, porque cada uno envejece según ha vivido-: adultas y adultos mayores activos, con proyectos educativos, deportivos, sociales, ganas de renovarse. Lo vemos en los cursos y talleres de los centros de jubilados y pensionados, las universidades de tercera edad, los organismos gubernamentales, bibliotecas populares, clubes”.

“Hubo muchos cambios en la última décadas, hay muy buenos trabajos y proyectos, aún hay que seguir trabajando para desterrar imágenes negativas tan arraigadas socialmente, a pesar de las investigaciones y de lo que se puede observar en el trabajo, en la calle, en el barrio, la familia”. Sin embargo, aún circulan socialmente “modelos obsoletos y se los retroalimenta desde los medios de comunicación, tanto desde chistes, comentarios, selección de temas, así como la invisibilización en las agendas de noticias”, critica la periodista de Diario Popular.

Con una mirada integral de los medios brindada por la experiencia de estar a cargo de la sección de Información General de la Agencia de Noticias Télam, Roxana Barone piensa que “el colectivo de los adultos mayores es noticia desde hace unos pocos años. Antes eran noticia ‘los jubilados’, en su calidad de personas vulnerables a los que el Estado no les prestaba atención. Eran los ‘abuelos’, con toda la carga de vulnerabilidad que tiene esa forma de nombrarlos”.

“Por suerte, la comunicación fue cambiando, acaso ayudada por un grupo de geróntologos comprometidos que empezó a enseñarle al periodismo que la vejez es una etapa más de la vida, que no solo tiene que ver con el pago de haberes. Así, lentamente, fuimos pasando a una visión más centrada en lo positivo, que es lo que se propuso La Cita desde aquel julio de 2004 cuando salió el primer número”, resume la periodista, editora de la publicación mensual del banco Supervielle.

El psico-gerontólogo Ricardo Iacub también observa un cambio en la forma en la que los medios abordan la temática de la vejez: “Existe un intento por salir de la mirada estigmatizante de las personas mayores; pero el tema es esporádico, no tiene la continuidad que han logrado otros grupos aminorados como, por ejemplo, las mujeres”, sostiene. Haciendo un pormenorizado análisis de las “fallas” que los medios presentan a la hora de abordar la temática, Muñiz (foto) detecta tres ejes: los temas, las fuentes (a quien los periodistas recurren para contar una noticia) y el tratamiento de la noticia.

“Respecto a la selección de los temas a formar parte de la agenda de noticias con frecuencia vemos a las adultas y los adultos mayores protagonistas de noticias cuando son víctimas de la delincuencia, se habla del futuro del sistema previsional y los servicios sociales, hay accidentes en residencias geriátricas, cuando se tratan temas médicos –detalla- Sin duda todos son temas válidos a desarrollar, mantener en vigencia y profundizar, pero no son los únicos. Al seleccionar exclusivamente estos temas se transmite una imagen deficitaria, dado que también es necesario dar espacio a los logros y las oportunidades que presenta el envejecimiento de la sociedad”.

En relación a las fuentes informativas, la periodista observa que “se suele consultar poco a los propios mayores y casi siempre son otros quienes hablan por ellos”.

Los entrevistados coinciden en que los medios gráficos, es decir la prensa escrita, realizan un abordaje mejor y que la televisión pierde muchas veces la posibilidad de dar una perspectiva mejor en función de la necesidad del rating.

De hecho en la televisión predominan los cuerpos y rostros jóvenes, se exalta la juventud, aunque hay espacios en noticieros y especialistas que muestran nuevos modelos de vejez. En este sentido, Muñiz reinvidica el trabajo que se realiza en el canal Acua Mayor (TV Digital Abierta) que “es muy bueno, en el armado de los proyectos y contenidos de los programas se nota un compromiso, se muestran a los nuevos adultos y adultas mayores”.

La periodista observa que “en la gráfica se publican más notas sobre envejecimiento activo, hay mayor despliegue fotográfico que años anteriores y con modelos actuales –ya se deja de lado la típica foto del jubilado sentado en un banco en una plaza; se los muestra en universidades, talleres de computación, en competencias deportivas, disfrutando de una vida en pareja-; y tienen un peso importante en la sección de cartas de lectores”.

Finalmente, si bien en las radios no hay tantos espacios y periodistas que se dediquen a la vejez, existen muchos grupos de personas mayores que transmiten programas, que se hacen oír y que producen sus propios contenidos. Tal es el caso de Papelnonos de la Ciudad de Buenos Aires, de programas de alumnos de universidades de la tercera edad, de centros de jubilados y pensionados del Conurbano.

“Una buena comunicación sobre los adultos mayores debería basarse en el respeto. Como una buena comunicación sobre los niños o las mujeres debe basarse en el respeto. ¿Por qué hay niños o hay menores? Los niños son los que juegan a la playstation y los menores son los que están en situación de calle, por ejemplo. Con los mayores pasa lo mismo”, reflexiona Barone. Y en este sentido explica que todavía muchos medios de comunicación están atados a mostrar a aquellos mayores que hacen o dicen algo extraordinario. “En cambio, siguen faltando los miles de adultos que todos los días van a la universidad, participan de proyectos creativos o cuidan de sus nietos cada día, lo que muestra que de `pasivos´ no tienen nada. Una buena comunicación debe sostener cotidianamente la información sobre este colectivo tan vasto y tan diverso, porque eso también es una forma de trasmitir valores positivos. Si hay muchos viejos que hacen cosas lindas debe ser que la vejez también es linda. Pero, está claro, que sigue primando el criterio de ‘mejor la juventud’”.

Para Muñiz una buena comunicación debe partir de una premisa básica: “No tener

miedo a envejecer”.

“Hay que quitase los prejuicios de encima. Envejecer es un hecho natural, inevitable y universal. Cómo envejecemos depende de múltiples factores y decisiones. Librémonos de esas representaciones sociales negativas. La sociedad envejeció, es un hecho desde hace décadas… Hay desafíos, sin dudas, pero también múltiples oportunidades. Los adultos y adultas mayores realizan un gran aporte a la sociedad, al barrio, a la familia.

¿Cómo no darse cuenta? ¿Cómo no valorarlo?” En segundo lugar, la periodista del Diario Popular considera indispensable evitar el “paternalismo e infantilizarlos”. “Las personas mayores son sujetos de derechos, con años de experiencia, trabajo, lucha, proyectos”, afirma y asegura: “Es necesario escucharlos, mostrarlos, leerlos. Como dijo el periodista colombiano Javier Darío Restrepo: ´El viejo es el mensaje´. Son el mensaje de un envejecimiento activo, un proceso que comenzó hace décadas y se profundizará en las próximas”.

Iacub celebra la presentación de temas que hacen a una vejez activa pero, recuerda, que también existen otras realidades menos felices que también deben ser contadas y problematizadas. “El tema es no caer en la ‘efectista’, pensar a la hora de publicar dos segundos y evitar cualquier tentación de amarillismo, no estereotipar, mostrar sin prejuicios, con respeto y profundidad”.

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Desde su inicio La Cita tuvo en claro que quería contar otra cosa de los mayores. No sólo mostrar a aquella mujer que se tiraba de un paracaídas a los 80 años o el que ganaba el maratón a los 90, sino también las miles de historias de mujeres y hombres que estudian, trabajan, disfrutan de la vida. Mostrar a aquellos que encontraron, después de la jubilación, el momento para identificar sus deseos e ir tras ellos.

Mostrarlos a todos, cada uno con sus intereses. Así, escritores, pintores, deportistas, poetas, narradores orales, bailarines, músicos, cientos de personas encontraron durante estos diez años un lugar para contar, desde la primera persona, cómo la pasión y el deseo no envejecen nunca.

“Comenzar a contar esas vejeces fue precioso y un desafío. Un grupo de profesionales nos ayudó a pensar qué es la vejez. Ricardo Iacub y Lía Daichman fueron y son dos pilares en esto de ayudarnos a contar de manera adecuada este momento de la vida”, cuenta Roxana Barone, editora del periódico del banco Supervielle desde su creación en 2004, cuya primera tapa fue una entrevista a la memorable Lydia Lamaison, quien entonces cumplía 90 años.

Desde entonces, La Cita se propuso “hablar de los problemas de la Tercera Edad con la misma importancia con que se aborda la política o la economía en otros medios”, explica Ariel Salituri, gerente de Banca Previsional y Responsabilidad Social Corporativa del Supervielle..

La idea del nombre nació “porque entendimos que el periódico es lugar de encuentro entre el banco y sus clientes, pero principalmente lugar de encuentro para los lectores”, explica Salituri. Con este espíritu, el periódico se propuso abordar el envejecimiento activo, mostrar expectativas de futuro antes que de un presente sobrecargado de pasado, desterrar la palabra “abuelito” tan cargada de prejuicios, mostrar mayores que tienen ganas y hacen.

“La Cita cuenta la vejez en toda su diversidad. Nos gusta tanto contar que una mujer cumplió 116 años como que un hombre escribió un libro para su nieto” redondea la editora de la publicación, que fue presentada en dos congresos de la Universidad de Buenos Aires, como ejemplo de buen tratamiento periodístico.

El presidente del Banco Supervielle cuenta en en esta nota el origen de La Cita, que hoy cumple diez años. Un aniversario que encuentra a la entidad con nuevos proyectos para sus clientes, para quienes se han creado estándares de calidad de servicio, que son ejemplo para otras instituciones.

Nos propusimos mejorar la vida de nuestros jubilados, entrevista a Patricio Supervielle

El presidente del Banco Supervielle, Patricio Supervielle, cuenta a los lectores de La Cita cómo nació la idea de hacer un periódico mensual gratuito para los adultos mayores, asegura que “sin exagerar” son especialistas en el pago de jubilaciones por la calidad de prestación de servicios y destaca: “En lo que a nosotros respecta nos hemos propuesto mejorarle la vida todo lo que podamos a nuestros clientes”.

¿Por qué el Banco Supervielle se interesó por los jubilados?

El segmento de jubilados ha sido históricamente desatendido por el sector financiero. Nosotros empezamos a pagar jubilaciones en los años 90 luego de absorber el Banco Balcarce. Hemos estudiado muy profundamente el segmento y hoy puedo decir sin exagerar que somos especialistas en el pago de jubilaciones. Lo digo con mucho orgullo porque creo que el Banco Supervielle ha hecho contribuciones que no solo le mejoraron la vida a nuestros clientes sino a todos los beneficiarios de ANSES. Nosotros hemos fijado estándares de calidad de servicio que hoy son las condiciones mínimas para atender a nuestros jubilados: refrigerios, baños limpios, salones con sillas suficientes y entretenimiento, como ha sido La Cita, que por suerte fue replicado por otros. Que nos copiaran el periódico no podemos interpretarlo sino como una señal de que estamos en el buen camino.

¿Por qué decidieron lanzar La Cita hace diez años?

La verdad es que buscábamos entretener a nuestros clientes mientras esperaban. Con todos los adelantos tecnológicos que hemos implementado los clientes esperan cada vez menos para cobrar y muchos de ellos ya ni vienen porque lo hacen por cajero automático. Pero La Cita la seguimos haciendo porque nos la piden. Y es probable que cada vez más sea para leer en sus casas

y no en los centros de pago.

¿Que aprendió de estos años haciendo La Cita?

Con La Cita aprendimos que nuestros clientes tienen ganas de participar y a menudo muy pocas ocasiones de hacerlo. Es un público al que no le sobra nada y cuida cada peso, así que las ofertas gratuitas de calidad, como es La Cita, las valoran tremendamente. Nuestros jubilados son muy receptivos de todas las iniciativas a las que los convocamos. A través del diario hemos reunido profesionales para enseñar oficios en pueblos en vías de extinción, una experiencia maravillosa que repetimos varios años con la fundación Responde. Y también participan opinando, sugiriendo notas, acercando inquietudes. Lo hacen en La Cita y también en las redes sociales que hemos impulsado a partir de las capacitaciones de Abuelos en Red, el programa de acceso a la tecnología por el que ya pasaron 10.000 adultos mayores que cobran sus haberes en el Banco Supervielle y que está cumpliendo siete años desde su creación.

¿Y que aprendió de los adultos mayores?

Que la vejez por suerte ya no es como era antes. Se sufren las mismas cosas pero se disfruta más de la vida. La ciencia ha avanzado para que la expectativa de vida sea cada vez mayor. La soledad sigue siendo un gran problema pero la oferta de actividades accesibles también ha crecido mucho. Por supuesto que es un segmento postergado. Tenemos una gran deuda con nuestros jubilados. En la parte que a nosotros respecta nos hemos propuesto mejorarle la vida todo lo que podamos. Con beneficios, con buen servicio, con atención personalizada y tratando de superarnos todos los días. El gran desafío que tenemos hoy es el sistema biométrico. Generará una agilidad extraordinaria en todo el sistema. Así nuestros clientes podrán tener más tiempo para leer La Cita en la tranquilidad de sus casas.

¿Cómo es el sistema biométrico?

La biometría nos posibilitará el reconocimiento del cliente con sólo colocar la huella dactilar. Este procedimiento acortará el tiempo de las operaciones. Con el tiempo, y en la medida en que todos nuestros clientes lo suscriban, habremos eliminado las filas por completo.

* La Cita é uma publicação argentina dirigida ao público acima de 60 anos de idade do Banco Supervielle. A matéria traz declarações de Natalia Muñiz, repórter do jornal Diario Popular e Ricardo Iacub, professor da Universidade Nacional de Buenos Aires (UBA), dois grandes colaboradores do Portal do Envelhecimento.

Fuente: Disponible Aquí 

Portal do Envelhecimento

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