Los adultos mayores y la sociedad en general necesitan instituciones sólidas y bien administradas. Poco a poco nuestros adultos mayores jubilados o no deben dejar de vivir con tantas restricciones y haberes previsionales que son verdaderos mendrugos en la inmensa mayoría de los casos.
Leonardo Strejilevich *
Salta/Argentina – El Estado tiene que recaudar, cuidar y asignar bien los aportes y contribuciones al sistema previsional. La pobreza en la que viven la mayoría de los adultos mayores y jubilados es consecuencia directa de la ausencia de instituciones fuertes, sólidas y previsibles.
Sin instituciones, la gente no tiene defensa frente a los vaivenes del Estado y sus políticas. Las cuestiones a atender y resolver son:
l. Articulación entre políticas, instituciones y organizaciones,
2. Debate permanente de la problemática de la vejez y el diseño de lineamientos y modelos superadores de alto impacto y de costo racional,
3. Inclusión en la agenda pública y privada de la situación sociosanitaria de los mayores y la necesidad de brindar respuestas institucionales y no institucionales,
4. Acuerdos con diversos “socios” y diversas fuentes de financiamiento para un accionar programático de buena calidad,
5. Reingeniería articulatoria prestacional integral con coordinación rápida, efectiva y eficiente de la oferta de servicios sociales y sanitarios,
6. Superación y abolición del cortoplacismo y la supresión de intereses ajenos a la tercera y cuarta edad ya que, cuando se trabaja con y para los mayores, se lo hace siempre para varias generaciones.
7. Integración de todos los actores sociales de la comunidad,
8. Construcción de redes que operen sin liderazgos ilegítimos o impuestos por individuos, grupos u organizaciones,
9. Introducción de actores privados en un mix con el Estado en la atención integral del proceso de envejecimiento de la población,
10. Sustitución de servicios costosos por servicios menos costosos e igualmente o más beneficiosos para los mayores,
11. Estimulación autoorganizativa de los mayores en núcleos autogestionarios,
12. Transformación de la “dependencia” de los mayores con respecto a las organizaciones que los atienden y protegen en una actitud protagónica, participativa y corresponsable del beneficiario o cliente.
13. Capacitación permanente de una masa crítica de expertos en gerontología social y su participación inexcusable en el nivel de las decisiones tecnopolíticas que se tomen para con los mayores, en todo el país y con enfoque local y regional,
14. Capacitación y acreditación de una gran masa de recursos humanos (auxiliares gerontológicos formales o profesionales, agentes sanitarios gerontológicos urbanos y rurales, promotores de salud, dinamizadores sociales, cuidadores domiciliarios e institucionales, profesores de educación física para mayores, gestores administrativos, voluntarios sociales, terapistas ocupacionales, psicólogos intervencionistas, etc.) que formen equipos pluridisciplinares en oferta permanente. Esto supone, un concepto de verdadera contención y tratamiento integral de los problemas y la creación de un inmenso mercado laboral para los prestadores hasta ahora desatendido.
Fuente: El Intransigente, 29/10/2013. Aquí